En una escena conmovedora pero conmovedora, un perro triste intenta captar la atención de su dueño mientras éste permanece absorto en su teléfono.
Los expresivos ojos del perro transmiten una mezcla de tristeza y esperanza mientras espera pacientemente una respuesta.
En última instancia, la comprensión del dueño y la posterior respuesta afectuosa a la súplica del perro restauran la calidez y la conexión que ambos anhelan.