En una escena pintoresca que personifica la esencia del otoño, mi beagle retoza en medio de una alfombra de hojas caídas, cada una de ellas de un vibrante tono dorado, carmesí y ámbar.
El aire fresco del otoño llena mis pulmones mientras observo a mi compañero peludo deleitarse con los placeres simples de la temporada.
En cada fotografía, inmortalizo la fugaz belleza del otoño y el vínculo atemporal entre el hombre y su leal compañero canino.