Mientras caminaba por una bulliciosa calle de la ciudad, me topé con un pequeño cachorro sin hogar que buscaba desesperadamente comida.
Era una tarde fría y la calle estaba repleta de gente realizando sus rutinas diarias.
Me acerqué a él con cautela, sin querer asustarlo.
Al ver lo voraz que comía, me di cuenta de lo hambriento que tenía.
De camino a casa, pasé por una tienda de mascotas y compré comida para cachorros, una cama pequeña y algunos suministros básicos.
Con el paso de los días, el cachorro, al que llamé Lucky, empezó a mostrar signos de mejoría.
Lo llevé al veterinario para un chequeo exhaustivo.
Mientras reflexiono sobre ese día, agradezco el encuentro inesperado que trajo a Lucky a mi vida.
La historia de Lucky es un recordatorio de los innumerables animales que luchan por sobrevivir.
Al rescatar a Lucky, gané un amigo leal y aprendí valiosas lecciones sobre empatía y resiliencia.