Todos los perros merecen amor y cuidado sin importar sus enfermedades o imperfecciones.
Uno de ellos fue Cooper, un raposero americano, que padece una condición genética conocida como “síndrome de la columna corta”.
Este perro único en su especie comenzó su vida enfrentando muchos desafíos y obstáculos.
Elly Keegan, la dueña de Cooper, mostró compasión hacia el perro discapacitado cuando otros rápidamente lo abandonaron.
Pero ahora, la condición de Cooper está mejorando gradualmente.