En una conmovedora muestra de pura felicidad perruna, un feliz Beagle se divierte alegremente destrozando juguetonamente un suave osito de peluche.
Después de la tela rota y el relleno esparcido, el Beagle emerge triunfante, su espíritu juguetón imperturbable por el caos temporal que ha causado.